El canario
El popular transportes de viajeros entre San Fernando y Chiclana y viceversa, fue conocido y aún se denomina como “ El Canario ”.
El origen de éste apelativo es exclusivamente por el color amarillo que ostentaban los autobuses que realizaban el servicio.

También se emplea en este servicio lo comentado sobre “La Carterilla” con el cambio sustancial de color con el nacimiento del Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz.
El viaje de San Fernando a Chiclana de primeros del siglo XX se vine realizando cruzando el caño de Zurraque a través de un puente de barca existente y que desaparece en 1909.
El camino como todos era malo, malo, malo. Existen noticias de grandes boquetes y accidentes constantes.
En 1926 el servicio lo realiza la empresa de Andrés Rodríguez Peralta por el precio de 1,50 pesetas.
Posteriormente se funda la empresa llamada “Belizón y Rodríguez” y con ella crece el número de autobuses y la periocidad de los viajes.
La parada del “Canario” se encontraba en el mismo lugar que “El Correo” junto a la oficina de Comes. (En el mismo lugar que los Comes llamados “El Correo”). En la calle Real junto a la casa de fotografía de QUIJANO y posterior Peluquería “El Catalán”.
Por ello y por lo comentado con las obras del Tren Tranvía del Siglo XXI, esta parada existe ya, cuyo lugar se conoció como “La Parada” del que toma nombre bares y recreativos de la zona.
El Canario cuando salía de la parada, realizaba el siguiente trayecto parando delante de la puerta de la Venta de Vargas. Allí por “aquellos tiempos” pasaba la carretera que ahora se bordea con una rotonda. A continuación en el Ventorrillo del Corral, cercano a la Venta de la gitana y de ahí, partía hacia el Control y camino de Chiclana para llegar a la zona chiclanera conocida como “El Pájaro”.
De regreso entonces hacía el mismo trayecto pero, una vez que ya no llegaba a la vieja parada inicial, cuando se ha modificado la circulación por la calle Real, la parada inicial y final se trasladó frente al Castillo de San Romualdo, en la puerta del viejo Bar Santander. Entonces, de regreso al pasar por delante del Castillo, subía por la calle Escaño y en la confluencia de la calle Real conDiego de Alvear, se bajaban los viajeros y el Canario continuaba de vacío hasta la nueva parada.
“El Canario” era un intercambiador entre Chiclana de la Frontera y Cádiz. Los viajeros tenían que hacer “trasbordo” al llegar a La Isla y tomar o coger “el coche de Cádiz” o “La Carterilla”.
Cuando los chiclaneros llegaban a La Isla y se bajaban en “la última pará”, salían con prisas y corrían unos detrás de otros para llegar primero y coger asiento en “La Carterilla”. Las madres arrastrando de los niños ponían cara de velocidad. Les faltaban manos para los bultos, bolsos, niños, empujar….” Las personas mayores expertas en “meter bulla” no comprendo porqué corrían. En aquellos tiempos se cedía el asiento a la tercera edad y mujeres. Exceptuando a los caraduras. A esta situación que creaban los chiclaneros se le conoció como “los pavos”, al ser una “piara de gentes corriendo”.
Igualmente ocurría cuando regresaban de Cádiz. El último Canario solía salír de La Isla para Chiclana a las once y media de la noche. Pero los cañaíllas cuando salíamos a Chiclana sabíamos que a las doce de la noche teníamos que estar en “El Pájaro” para regresar a La Isla. O te buscaba la “vía pá regresá”.
Por las mañanas, a primeras horas solían llegar de Chiclana los operarios que trabajaban en la Bazán o destinados en La Carraca. Estos hacían el intercambiardor con el llamado “Coche de la Carraca o Meléndez”. También un recuerdo a aquellos jóvenes chiclaneros que se educaban en nuestro Instituto y Liceo.
Esta empresa “Belizón y Rodríguez” “recogía sus autobuses que dormían en San Fernando” en el garaje existente en la calle San Marcos, entre las de Tomás del Valle y Bravo. Todo era Garaje. Allí se guardaban, limpiaba, reparaban…. Etc.
Bien entrado en la década de los sesenta del siglo pasado, aún se veía en “El Canario” de Chiclana a San Fernando algún que otro animal en el interior del autobús. Fue clásico ver en la plataforma de atrás algún que otro “gallo o pavo”, metidos en cesta de mimbre o saco de arpillera con el “pezcuezo” fuera y el pico “amarrao” con guita o trapo para no picar a los viajeros. Por supuesto que de vez en cuando dejaban los animales la porquería como recuerdo para el cobrador y éste, recordaba “las castas del…… “También era clásico el olor de vino chiclanero, a las verduras y frutas del tiempo que venían para vender en las tiendas cañaíllas y de paso, engañaban al Filato. Cuando no paraban a el Canario.
Los “Canarios” siempre fueron autobuses con menor prestación de servicios que los Comes o Compañía de Tranvía. Los asientos eran incómodos y duros. El ruido y las vibraciones del motor acompañaba todo el trayecto. No quiere esto decir que no fuera así en “La Carterilla”, pero en ésta, los asientos eran algo más cómodo. Lo que si tenían todos en común, era el clásico “pestazo” a gasoil que se penetraba en el ambiente y ropa.
Cuando los Chausson dejaron de prestar servicios en San Fernando, algunos de ellos fueron adquiridos por los Canarios y continuaron en ésta línea.
El Güichi de Carlos.
Con la colaboración de Antonio Sanz y Juan J. Maruri
Diciembre 2009
1810-2010.- 24 de Septiembre. Bicentenario de Las Cortes. Comienzo de la deliberación y aprobación de los decretos de la primera Constitución española de 1812 (La Pepa), en la Villa de la Real Isla de León.