El pasito Holandes

Cualquier cargador o cofrade curioso con respecto a lo que ocurre bajo las caídas, y que además se precie de conocer los avalares de la carga pasada y presente, ha oído hablar del «pasito holandés». En todas las cuadrillas se emplea, los que llevan la voz lo mandan y los cargadores lo interpretan.

Pero al final llega la discusión y la disconformidad, no poniéndose nadie de acuerdo en que es realmente y como se realiza el llamado «pasito holandés». Unos dicen que es la combinación de un «quieto» y un «vamonos» repetidos indefinidamente; otros hablan de que es simplemente «andar a las bandas» muy exageradamente; algunos aventuran otras teorías a cual más peregrinas y extrañas.

Afortunadamente el inventor de ese , movimiento puede todavía contarlo, pues a pesar de su edad mantiene la mente muy lúcida para explicarlo con detalles. Así que el día 23 de octubre de 2005, con motivo de la salida extraordinaria del Nazareno fuimos varios amigos a casa de Paquito Carrillo a desayunar, tomarnos un café con churros, y por supuesto hablar de las cosas de la carga. Estábamos en la reunión Pepe el capi, Donato Grandal, Antonio Salas, Perico el perro, el que esto escribe, y como no el protagonista de la frase que ya ha hecho historia: Bernardo Ramírez Papardi.

Previsoramente lleve una grabadora como notaría de todo lo que se hablara, y entre un tema y otro salió a relucir el «pasito holandés», y allí empezaron sus palabras relatando anécdotas de cuando siendo emigrante en Holanda venía a la Isla a sacar al Nazareno:

Los holandeses son mu flojos andando. .. y llegaba la Semana Santa en el mes de abril y el gusanillo que tenemos en el cuerpo los cargadores… cogí…saqué el billete y cogí el avión de Rotterdam a Málaga, en Málaga cogí un taxi. Llegué a San Femando, no vi ni a mi señora… llegué a las diez y veinte de la noche… Me metí en la Herrán. Tome una copita, vi a mi padre, que para mi era un padre… Nicolás Carrillo. Le dio mucha alegría verme. Nos abrazamos, me dio una copita… a las 2 de la mañana agarré y saqué el paso Y por la mañana cuando nos recogimos cogí un taxi pa Málaga y de Málaga a Rotterdam…

Cada frase destilaba un trasfondo emocional profundo, un sentir de cargador antiguo, pasión callejolera que inundaban su habla. Y así continuó relatando como nació el «pasito holandés»:

En fin que el paso holandés salió de Papardi: ¡media losita y a las bandas hijo!… ¡media losita y a las bandas!… ¡quieto ahí!… ¡vamonos!… ¡quieto ahí!… ¡vamonos! … y así salió el paso holandés. El pasito holandés salió de Papardi, fundao por mí…

Después de leer lo anterior que nadie le de vueltas a la cabeza buscando si el «pasito holandés» son dos «quietos» y un «vamonos» o viceversa. Que nadie busque entre sus palabras definir una técnica matemática, ni una estructura rítmica, ni un movimiento determinado, ni siquiera un pentagrama de la carga, porque sencillamente no los hay. No hay nada de eso.

El «pasito holandés» es simplemente una filosofía. Una manera de entender la carga impregnada de pasión y apoyada en tres pilares básicos: amor por la Semana Santa, por su capataz, por su Nazareno.

Una filosofía salida del corazón y elevada a la máxima expresión del meció.


Alberto Salas Sánchez
Publicado en Cofrade, marzo 2006