El Estilo de la carga Isleña
En los años setenta, la carga isleña, que durante más de cinco décadas había venido perfilándose y manteniendo una línea ascendente en el afianzamiento de su estilo y personalidad, sufrió un pausado giro de noventa grados, dando así inicio a una época de declive y de imposición de gustos propios, iniciándose un periodo de deterioro e inmadurez que puso en serio aprieto la supervivencia del mismo y de su establecimiento definitivo.
Nuestra Cuadrilla, por aquel entonces, principal responsable de la mayoría de los pasos isleños, fue un claro ejemplo de ello.
Los entonces profesionales de mi padre empezaron a escasear. Era más fácil hacer horas extras en sus trabajos, que pegarse la paliza para ganar un jornal en una semana maratoniana de procesiones y andas con que ayudar, escasamente, la economía de sus casas.
A esto último hay que agregar, la paulatina creación de nuevas cofradías, y las primeras salidas de los pasos de Virgen de muchas hermandades, que hacían claramente insuficiente el personal responsable, para poder llevar con garantía estos compromisos. Los que se incorporaban en aquellos tiempos, en su gran mayoría, adolecían de falta de escuela y experiencia como para salvar la situación. Aunque el movimiento de la recién estrenada J.C.C conseguía en esos momentos, salvar la falta de elementos humanos, pero dejaba notar claramente, que no tenían aprendizaje para conseguir el resultado apetecido.
Todo esto, y el dejar de cobrar, motivó que los antiguos cargadores que quedaban, optasen por retirarse, partiendo así de manera brusca, el ciclo de aprendizaje y renovación que había conseguido hasta ese momento que no se perdiera la transmisión. Ante esta situación, se hizo necesaria en esta cuadrilla, los que otra más novata ya habían implantado.
Los ensayos, pero que se hicieran con un sentido verdadero de enseñanza real y pura, no que fuesen un motivo de pasar el rato y cubrir así el expediente.
Eran los últimos años del Capataz Nicolás, que se retiraba con estas nuevas formulas, teniendo que asumir la dirección de la cuadrilla.
Comenzaba la etapa de Misericordia y mi primer objetivo fue volver a asimilar todo lo bueno y razonable que había aprendido en mis años de cargador, sin perder de vista lo negativo. Mi primera aplicación fue recuperar la forma de cargar a Medio Ganchete, que se había generalizado por su facilidad y que en tiempos de mi abuelo el Capataz Tinoco, habían adoptado sus cargadores profesionales, relevando así a la primitiva manera de cargar a costas.
Fue difícil la implantación total, pero poco a poco, conseguimos que los cargadores se dieran cuenta de sus ventajas, aunque con esto dieron la espantá de la cuadrilla los que se aliviaban bajo los palos cargando de otra manera.
También en esa década, se conseguía asumir nuevas normas de comportamiento, vinieron los primeros modernismo a la cuadrilla. Nuevas técnicas implantadas por las circunstancias de los actuales cargadores.
La diferencia de las procesiones actuales con las de antes es notaria, porque ahora se lucen en todos sitios y no solamente en los sitios señalados. Una procesión no podía basarse en salida, Carrera Oficial, y recogida. Ahora se consiguen unas medias bastantes más altas durante el recorrido.
Por esto, por haber asumido la renovación, sin dejar de mirar atrás, para no dejar de cumplir con el compromiso de transmitir el legado que había recibido de mis mayores, me atrevo a aconsejar a todos los que componen este mundillo, que tengan en cuenta, a la hora de actuar, las enseñanzas del pasado que a otros les tocó vivir.
No quiero terminar sin antes aconsejar a los capataces actuales, que tengan mucho temple y corazón, que nunca olviden que son los ojos de los cargadores. No debéis ir de artistas, debéis de estar atentos a los buenos cargadores, que son los que van a seguir continuidad de nuestra tradición y, sobre todo, que os tenéis que concienciar que cada paso tiene su mecío, que debe ser más o menos señalado según el Misterio que representen; no es lo mismo mecer a un Crucificado que a un Cristo que va caminando.
Seguramente cuando esto se lea, habrá quién comente, ¡ Ya lo sabía! Desde luego, seguro, pero por favor, demostrarlo en las calles. Porque no sólo hay que saberlo sino hacerlo.
Respecto a Vírgenes asignatura pendiente de muchas cuadrillas, sus andares nunca deben ser iguales que los de un Cristo. HAY QUE MECER LOS PALIOS; NO CABECEARLOS: Es cuestión de cintura y de fuerza templada y acompañamiento, descartar las brusquedades, son terriblemente horrorosas y fuera de lugar.
Ya de recogida, aconsejar a los cargadores y a sus voces, que no caigan en la vulgaridad y la sosería. Hoy hay que parar tanto un paso para mecerlo, se mecen andando en la Isla. Es mucho más fácil y más bonito. Las levantás deben ser con FORTALEZA, pero templadas.
Y por último, pedirle a las hermandades SU COOPERACION a la hora de confeccionar los itinerarios, que tengan en cuenta que, como luce una procesión en las calles anchas, nunca lo harán en las estrechas. Y un último consejo, que a la hora de contratar bandas, tengan en cuenta la forma de andar de nuestros cargadores de la Isla.
“NENE” CARRILLO
Publicado en Boletín “Medio Ganchete” de la “Cuadrilla Nicolás Carrillo”.