A que llora a que llora el pito la contructora
Hace años, desde la década de los años veinte del siglo pasado, y hasta que dejó de existir “La Contructora” (Fábrica Nacional de San Carlos) miles de isleños se ganaban el pan y el sustento de las familias.
A las dos de la tarde se paraba el trabajo y una potente sirena –con sonido de varios minutos – anunciaba la hora del “costo”.
En aquella Isla de casas bajas y paisajes abiertos, tenía sus sonidos oficiales que marcaba el paso del día.
El reloj del Ayuntamiento marcaba todas las horas, los cuartos y las medias.
La bola del Observatorio la una de la tarde.
El pito de la “contructora” (como le llamábamos) la hora de comer, y las iglesias, (hablaremos de ello en otro lugar) también se oían.
La sirena de “la contructora” se dejaba oír en todos los barrios.
Desde la Glorieta, al Cristo, la Pastora, el barrio Vidal, San Francisco, las Monjas, el Carmen, Gallineras, “Camposoto”, Fadricas, “Cañoherrera”, en toda la Isla.
¡Huy, ya son las dos! ¡Que tarde es!
El pito de la “contructora” marcaba la hora de comer en las casas de la Isla, las madres llamaban a los chiquillos que jugaban en la calle que, con el sudor en la frente absorbían sin parar quemándose con el puchero o potaje metiendo la cuchara en el plato o perol.
¡Lávate la cara antes de salir! apuntaban las madres.
Entre las dos y media y tres de la tarde, corriendo al colegio hasta las seis.
Cuando cualquier criatura estaba “malahé” (malage pronunciado) y le daba la vena por llorar y no parar, era común entre familiares y amigos cantarles repetidas veces con ánimo de hacerle ver lo “chirlachi” (vulgar) que era, la siguiente canción:
¡ A que llora, a que llora, el pito de la contructora !
¡ A que llora, a que llora, el pito de la contructora !
PD.- En la Isla, se dice la “contructora” y «llora»
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El Güichi de Carlos – Historias de La Isla.