La Constructora, memoria gráfica
La Isla ha recuperado parte de su pasado. El archivo de Fábrica de San Carlos (FSC) (la constructora) sale a la luz para iluminar la historia de la ciudad, El museo municipal, que se hará cargo del legado merced a una cesión temporal, restaurará un tiempo sentenciado a muerte.
Antonio Sáez Espligares funcionario municipal, será el encargado de recuperar la memoria gráfica de la Constructora, una fuente indispensables para conocer quienes somos. La restauración, un proceso lento y costoso culminará con una gran exposición.
Los fondos gráficos iran a parar posteriormente a la nueva ubicación del museo municipal en la antigua Clínica Bazán, cuando se ejecute las obras de consolidación del edificio.
El lote que ha recibido el municipio diezmado por el olvido, está compuesto por varias decenas de negativos de celuloide de paso universal medio y gran formato, y 525 placas de vidrio de 18 por 24 centímetros y 200 placas más de diversos formatos.

La herencia gráfica de San Carlos fue ya descubierta por el historiador Juan Torrejon Chaves. autor del libro -Guerra e Industria La Factoría de la Sociedad Española de Construcclon Naval en San Fernando Los talleres de la Carraca y San Carlos [1913-1964). publicado en 1992. El texto recopila parte del material gráfico de la Constructora, que ha pasado ahora a manos municipales.

El estudioso isleño fecha el 16 de enero de 1930 el día en que se comenzó a organizarse el archivo fotográfico. La labor culminó el 2 de julio de 1964. En total, 2.268 entre placas de cristal, películas planas y negativos modernos que estuvo al cuidado de los fotógrafos José Piñero y su ayudante Antonio Cerro Beriguistaín, indica Torrejón Chaves en su texto.
Además de los dos autores mencionados, ambos ya fallecidos, el archivo contiene imágenes de la familia de fotógrafos Quijano y de otros autores que aún no han sido identificados.

El legado que ahora se recuerda refleja minuciosamete la vida diaria de la fábrica, las actividades industriales, las visitas de personajes impontantes o pintorescos, los productos fabrícados, las instalaciones y un importante número de acontecimientos destacados, forma en conjunto un delicioso paseo por la historia del San Fernando de este siglo a punto de terminar, en el que la Constructora tuvo siempre un peso muy destacado.

Cuenta Eduardo Quintana en un artículo publicado en julio de 1930, titulado –La Constructora Naval y su Factoría de San Carlos-, que la idea de arrendar los arsenales a la Sociedad España la de Construcción Naval, que contaba en la ciudad con dos centros de talleres el de artillería de la Carraca y San Carlos, surgió como -una labor intensa y de alto grado patriótica, pues que ha logrado de independizarnos del Extranjero en cuanto a construcciones navales se refiere.
Lo cierto es que la actividad desarrollada en la Carraca necesitó de un complemento productivo de bienes de equipo para dotar a los barcos al completo.
En abril de 1923, la Sociedad adquirió los terrenos del olivar de Rebolledo, con una extensión de 122.000 metros cuadrados, en los que se ubicaría San Carlos. El 25 de agosto de 1924 se inauguraron los primeros talleres: dos naves y un almacén, «dando principio a la construcción de tubos de lanzar torpedos» apunta Quintana.


De la Constructora, nombre propio con el que la sociedad de la Isla ha bautizado a estas instalaciones industriales, han salído todo tipo de bienes de equipo tractores FIAT, televisores, pequeñas herramientas, instrumental de laboratorio, depuradoras, calderas refinerías (como la de Algeciras para Cespa), amén de todo tipo de armamento. Entre otros productos variopintos San Carlos dio a luz las primeras máquinas de acución de monedas para el gobierno de Burgos, durante la confiagración española del primer tercio del siglo.
La frenética actividad productiva de la Constructora, que quedó en la zona nacional, hizo que el enclave estratégico se convirtiera en uno de los objetivos militares prioritarios para la aviación republicana. De aquella época se conservan todavía los refugios antiaereos para proteger del fuego enemigo a la plantilla de trabajadores.


El poema de la fotografía, decía el semólogo francés Roland Barthes, es que lo que vemos, ha sido. Partiendo de esta premisa la razón de ser la fotografía, podemos aseverar que con la recuperación del archivo de FSC, la ciudad recupera su propia historia.
Miguel Angel Felipe.-
Publicado en Diario de Cádiz.
Marzo de 1994.