Corría la década de los años noventa. Desde el lugar dónde en su día se encontraba el muelle del Zaporito hacia la Venta de Vargas, existía una carretera asfaltada con aglomerado que anteriormente, al ser de zahorra, también fue transitada.

Esta nueva carretera sería a la postre la descongestión del tráfico rodado por la mal conservada calle de San Marcos y, en el futuro próximo, enlace hacia una nueva calle que llegaría hasta Gallineras. El futuro próximo tardó nada más y nada menos que ocho años aproximadamente, hasta que se inauguró ya bien comenzado el siglo siguiente, la Avenida Ronda de los Esteros.

Púes bien, en la carretera que nos referimos al principio, no existía construcción alguna a través de su recorrido excepto, la piscina municipal cubierta, y la Residencia de la Cruz Roja e Instituto Sancti Petri que ya existían. La puerta de la Venta de Vargas ya se encontraba fuera del tránsito de vehículos y comenzaba a nacer la actual rotonda que bordeo la Plaza de Juan Vargas y que, cambiará su fisonomía pronto por las obras del Tren tranvía que cruzará la ciudad.

En el terreno más cercano a la próxima plaza de Juan Vargas,y a todo lo largo de la Avenida San Juan Bosco por donde se instalaba la portada de entrada a la feria, aquellos terrenos los fines de semana se convertía en campo de fútbol de equipos de aficionados con portería incluidas. Comienzan a levantarse una gran barriada de varios bloques de forma irregular y que llegaría hasta la hoy rotonda de 4 de diciembre de 1977. A la finalización de dichas obras, destaca en la parte alta de cada uno de los bloques una figura que simboliza, para algunos una quilla, y para otros la proa de barco.

Y como quiera que el pueblo es soberano, y saber asignar nombres populares sin necesidad de sesiones plenarias y acuerdos entre partidos políticos, vino a identificar a dicha barriada por su decoración, majestuosidad y colores, con la película del momento que no era otra que el Titanic, protagonizada por Leonado DiCaprio.

Pisos de Los Titanis

Pero para saber pronunciar tal como lo hacemos nosotros, cuando queremos indicar donde vive un conocido o se encuentra algún comercio en la zona, venimos a decir, “ eso está pó lo titani ”.

El Güichi de Carlos.
Noviembre 2008