Ensayos
Mil novecientos ochenta y cinco. Año de lluvia y año de bienes. Fue en este año cuando la Hermandad de Misericordia, debido al fuerte aguacero que le cayó subiendo Real, tuvo que refugiarse en la Iglesia Mayor, donde, después de arduas deliberaciones, se decidió no reiniciar la procesión, con lo que los pasos permanecieron en dicho templo.
Fue este el motivo que nos llevó a salir al día siguiente, Viernes Santo, con la Hermandad de La Soledad. Este hecho era para mi inaudito. Dos Hermandades distintas marchando en una misma procesión. Se realizó de la manera que les voy a relatan
La Hermandad de Soledad salió de su templo a las 7 de la tarde con el siguiente itinerario: Plaza Iglesia, Calle de los Muertos, Las Cortes, Alameda Moreno de Guerra, calle Real hacia abajo y al pasar de nuevo por la Iglesia Mayor, detrás de las bandas de música que llevaba cada paso, se colocaron Cristo de Misericordia y Virgen de la Piedad respectivamente, enfilando la que era por aquel entonces Carrera Oficial; la calle Rosario.
En cada una de las dos tardes realice distinto cometido, en la primera estuve cargando y en la segunda me tuve que hacer cargo del Cristo como capataz, ya que mi hermano Manolo —por motivos profesionales— se tuvo que desplazar de La Isla. El paso de la Piedad lo llevaba mi hermano Rafael.
Allá por Junio, por las fechas del Corpus Chiquito que organiza la Hermandad de Misericordia, la Junta de Gobierno contacta conmigo para comunicarme que me hiciera cargo de la Cuadrilla. Contesté afirmativamente, con la condición de que se impusieran una serie de ensayos antes de la Salida Procesional. Se formó una comisión compuesta por miembros de la Cofradía y de la Cuadrilla, teniendo varios contactos. Empezamos a llamar a los cargadores que por aquel entonces seguía teniendo la Cuadrilla, pero como en la casa de la Hermandad, sita en San Dimas, no cabíamos todos, tuvimos que llamarlos en grupos de quince y les fuimos comunicando que si querían seguir en la Cuadrilla, tenían que hacer los ensayos tal como se habían planificado.
De los ochenta que éramos, quedamos —partidarios de este nuevo concepto de cuadrilla— solo cuarenta, contando los Capataces y Aguaores. Con estos y los «nuevos» que fueron entrando, comenzamos una nueva etapa de esta Cuadrilla, que yo denominé «la del Medio Ganchete». Adoptamos como lugar de ensayo La Magdalena por aquello de que era un lugar amplio y libre de circuladón de coches que pudiesen dificultar nuestra labor.
Para ello, cogimos la mesa de la Virgen con un radiocassette de coche y dos altavoces, uno en la parte delantera (cabeza) y el otro en la trasera (cola), colocábamos en los palos unas mantas plegadas y amarradas, que permanecían ahí desde el primer al último ensayo y, para que el «paso» no fuera tan ligero, lo suplementabamos con sacos de arena que, semana tras semana, íbamos añadiendo hasta alcanzar, mas o menos, el peso que debe tener el día de la salida.
Los días de ensayos eran: el viernes para el Cristo y el sábado para la Virgen, solíamos empezar en el mes de Didembre, porque teníamos que perfeccionar la nueva forma de cargar a Medio Ganchete y había que aprovechar todo el tiempo posible para conjuntar a la Cuadrilla lo mejor posible.
Cuando en el año 1.986 salimos a la calle cargando, por primera vez, toda la cuadrilla, a «medio ganchete» se notó en La Isla y nosotros salimos muy contento con nuestra labor.

En este año la Hermandad de Misericordia, en colaboración con el resto de las hermandades, deciden hacerle un homenaje a mi padre, nombrándolo Capataz Perpetuo y Honorario, dicho acto se celebró en el Club de Subofidales de la Armada Española y mi padre, Nicolás Carrillo, fue obsequiado por todas las cofradías de entonces con cuadros de sus titulares y un magnífico «llamador». Este acto lo tendré siempre grabado en mi mente y del cual me sentí muy orgulloso. Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que, de una manera u otra, hicieron posible dicho homenaje.
Al año siguiente, volvimos a hacer los ensayos en la Magdalena y en el ochenta y ocho, debido al intenso tráfico en las calles Carraca y Albina del Puente que dificultaba las faenas de traída y llevada de las mesas, la Cofradía se pone en contacto con el Colegio Público «Puente Zuazo» para que en el patio de dicho centro se pudieran realizar los ensayos. Por este motivo cambiamos de lugar, pero la verdad que este último recinto era magnífico, pues cuenta con una rampa de acceso al patio equivalente a la tarima de la Iglesia Mayor. De esta forma ensayábamos, entre otras cosas, las subidas por esa misma rampa cuando la Hermandad hacía estación de penitencia en dicha iglesia. Ahí permanecimos los años ochenta y ocho y ochenta y nueve, en el noventa no se hicieron ensayos ni se sacó ningún «paso», pero en esos cuatro años ya se había consolidado nuestra forma de cargar a «Medio Ganchete».
De la misma manera seguimos haciendo, hoy en día, nuestros ensayos. Hemos llegado a la conclusión de que es la mejor forma de preparar al cargador para la salida procesional.
Nene Carrillo
Publicado en el Boletín «Medio Ganchete» de la Cuadrilla de «Nicolás Carrillo» año 1996.