Antecedentes de Jesús Nazareno
Aunque podemos afirmar sin temor a error que la hermandad de Jesús Nazareno fue establecida en la Iglesia Mayor y erigida canónicamente en 1768, año en el que también se aprobaron sus primeras reglas (de cuyo contenido ofrecimos una síntesis en el número anterior de este BOLETÍN), no debe ignorarse la existencia bien documentada de menciones a hermandades o cofradías tituladas de Jesús o de Jesús Nazareno en años anteriores. Concretamente, tenemos noticias de tres alusiones a tales hermandades: una en la iglesia parroquial del castillo en el año 1743, otra en la iglesia conventual del Carmen en 1751, y la tercera ya en la iglesia mayor parroquial en 1766, siendo esta última la única de ellas que puede considerarse verdadero e inmediato antecedente de la hermandad de los montañeses. Veamos sucintamente estas tres referencias documentales.
1. La «hermandad de Jesús» del castillo.
La primera noticia que tenemos de la existencia de una hermandad titulada «de Jesús» nos la ofrece un curioso y ambiguo documento. En abril de 1743, el vicario don Juan Hipólito de la Rosa dictó un auto, en virtud de una orden del obispo Fray Tomás del Valle, por el cual conminó a una «Hermandad de Jesús», la cual acostumbraba a organizar la «Prosesión de Misión del Santisimo Christo de la Vera Cruz» y cuyos miembros o hermanos estaban reunidos por entonces en cabildo con vistas a esta salida procesional, para que ejecutasen dicha procesión con mayor orden y compostura que en los años antecedentes. Igualmente mandó trasladar esta salida desde el Jueves Santo por la noche al amanecer del Viernes Santo, para así «omitir el grande deshorden que el Jueves en la noche se ha visto luego que la Prosesión entra en la Parroquial y con la inrreverencia que están hasta subirse en los Altares».
En el auto también se indicaba que el itinerario que solía recorrer esta procesión era todo el Camino Real de la Isla, desde el castillo hasta el convento del Carmen. Igualmente parece deducirse que en esta procesión salían varios pasos. Se advertía que el que desobedeciera esta disposición incurriría en la pena de cárcel.Lo que llama la atención, y despista a la vez, es que tal hermandad se titulara de Jesús. ¿Se llamaba así precisamente porque daba culto a una imagen advocada Jesús, que quizás podría tratarse de Jesús Nazareno? ¿Era más bien el título genérico de una hermandad encargada de sacar varios pasos en Semana Santa, entre ellos el del Cristo de la Veracruz? ¿O simplemente se trata de una confusión con la antigua hermandad de la Veracruz del castillo que por entonces era denominada, quizás popularmente, «la hermandad de Jesús». Lo ignoramos por ahora.
El auto del vicario ordenaba que cuando fuera a salir dicha procesión lo hiciera «con toda Venerazion sin ejecutar el Passo que hasta aquí se ha ejecutado, por obviar los grandes inconvenientes que se sigue por no ser el Passo de nazareno», añadiendo que con esta prohibición pretendía «quitar a la Vista la Irrisión que puede causar a algún Herege en el ejecusion del dicho passo». Aquí el análisis del texto se complica. No está claro si la palabra Passo se refería en este documento a un paso, a un trono, y por lo tanto la expresión «Passo de nazareno» aludía a unas andas en las que iba una imagen advocada Jesús Nazareno; o si Passo debe interpretarse como una forma de ejecutar el desfile procesional que era desaprobada por la autoridad eclesiástica «por no ser el Passo de nazareno», es decir, el estilo apropiado para un penitente, lo que provocaba la burla de los extranjeros («algún Herege») que lo presenciaban.Lamentablemente el texto es muy ambiguo y más que aclarar, oscurece el asunto.Desde luego hay elementos en este texto que recuerdan la procesión de Jesús Nazareno: el itinerario hasta el Carmen, la salida al amanecer del Viernes Santo… Pero también hay otros que aluden inequívocamente a la hermandad de la Veracruz: la mención expresa a la imagen del crucificado de esta advocación, la procesión en la noche del Jueves Santo como era costumbre tradicional en casi todas las hermandades de la Veracruz…Es muy aventurado establecer antecedentes basándonos sólo en este documento enigmático y esporádico.Carecemos de documentación coetánea con la que poder cotejar y poner en relación dicho texto. El hallazgo de fuentes de información inéditas sobre las hermandades y cofradías isleñas de esos años, nos aclararía sin duda las características y la composición de esta procesión y nos aportaría datos más precisos sobre esa misteriosa hermandad de Jesús. De todas formas esta corporación desapareció tras breve trayectoria histórica, pues no tenemos noticia de que existan menciones posteriores sobre la misma.
Al menos, gracias a este curioso documento, sabemos que el Santísimo Cristo de la Veracruz salió en procesión de misión en el año 1743 y, según parece, en los años anteriores. Lo que no sabemos es si se trataba de la misma imagen que, según está documentado, ya existía en la iglesia del castillo en la segunda década de esa centuria, o si se trataba de otra en torno a la cual se fundaría la hermandad de la Veracruz cuarenta años después en el entonces llamado barrio del Monte. ¿O acaso eran ambas la misma?.
2.La hermandad de Jesús Nazareno del Carmen
En el año 1751, dieciocho años más tarde de lo expuesto en el epígrafe anterior, un grupo de cofrades de la hermandad de Nuestra Señora del Carmen, encabezados por el propio hermano mayor D.Juan Rósete Fernández, presentó un memorial al obispo Tomás del Valle pidiendo licencia para la fundación y erección de «una Cofradía de nuestro Padre Jesús Nazareno». Por decreto fechado en Cádiz el 12 de marzo de 1751, el obispo concedió la licencia solicitada y ordenó que se formalizaran constituciones y reglas como requisito indispensable para otorgar la erección canónica. Entretanto, condescendió en permitirles sacar la venerada imagen en procesión el Viernes Santo de ese año «.de la Yglesia del Convento de el Carmen de la Real Isla».
Esta naciente hermandad de Jesús Nazareno se encontró con la dificultad de carecer de los enseres necesarios para efectuar la procesión y de tener escaso margen de tiempo para adquirirlos. Mas siendo la mayoría de los fundadores miembros de la junta de gobierno y cofrades de la hermandad de Nrª Srª del Carmen, acordaron prestar los enseres procesionales de esta hermandad para la nueva corporación. Esta decisión alarmó al vicario de la Isla D.Juan Hipólito de la Rosa, temeroso de que se produjera la unión de ambas hermandades con el consiguiente perjuicio para los derechos parroquiales. Por este motivo, se opuso a la salida de la procesión.
Los congregantes entonces acudieron de nuevo a Fray Tomás para aclarar que su intención no era la de fusionarse con la hermandad de la Virgen del Carmen y para dejar sentado que eran y serían dos hermandades separadas, cada una con su instituto y sus cultos, lo que para nada perjudicaría los derechos de la parroquia. A la vista de estas alegaciones, el obispo mandó por decreto fechado el 5 de abril de 1751 que el vicario depusiera su actitud y no embarazara la salida de la procesión de Jesús Nazareno de la iglesia conventual carmelita por ese año, según había decretado antes. Pero también ordenó que debían respetarse los derechos parroquiales y recordó a la cofradía que aplazaba la erección canónica de la misma y la aprobación de sus constituciones para después de esta salida procesional.
El citado escrito de réplica y el decreto episcopal subsiguiente de 5 de abril es la única documentación que ha llegado a nosotros sobre esta cofradía y sólo merced a su contenido conocemos la existencia de la misma. Lamentablemente, desconocemos todavía el contenido del primer memorial de los congregantes y del decreto episcopal de 12 de marzo, documentos que tantos datos nos habrían aportado acerca de esta hermandad.
Suponemos que la procesión de Jesús Nazareno llegó a salir del convento del Carmen ese Viernes Santo de 1751. Pero ya no sabemos si la hermandad redactó constituciones, como había decretado el obispo, ni si por lo tanto fue aprobada formalmente y establecida canónicamente. De todos modos, esta corporación tuvo una vida muy breve y sin continuidad, según parece. Desde luego, ya no existía en 1764.
¿A qué talla de Jesús Nazareno intentó dar culto esta cofradía?. El escrito de réplica al vicario presentado por D.Juan Rósete y compañeros no especificaba de qué imagen se trataba. Sólo exponían que querían fundar una hermandad de Jesús Nazareno sin más. El hecho de que la corporación estuviera formada por miembros de la hermandad del Carmen y que la procesión del Viernes Santo se dispusiese a salir de la citada iglesia conventual, nos invita a pensar que se trataba de la bellísima y meritoria efigie de Jesús Nazareno propiedad del convento de los carmelitas y venerada allí desde la época del priorato de Fray Tomás de la Madre de Dios (1685-1688). Es lo que parece más lógico. Como ya es bien sabido, esta «Santa y milagrosa Imajen de Nr° amantissimo Padre Jesús Nazareno», tal como se refieren a ella los frailes, fue colocada en la primera capilla de la nave del Evangelio de la nueva iglesia conventual inaugurada en 1733. En este aflo, dicha capilla y su bóveda para enterramiento fueron adquiridas por D.Francisco Bernal García, secretario de S.M. y escribano mayor de Rentas Reales y Servicios de Millones de la ciudad de Cádiz, concediéndosele el uso y patronato de la referida capilla. En su virtud, dicho sefior fundó dos años después una serie de memorias perpetuas en la capilla, entre ellas la de una fiesta solemne en honor a la sagrada imagen en el día de la Circuncisión del Señor.
Pero, puestos a suponer, la imagen titular de esta hermandad también pudo ser la actual de Jesús Nazareno de la Iglesia Mayor: quizás los fundadores no obtuvieron permiso para sacarla en procesión más que desde la iglesia del Carmen, quizás la popular imagen actual estuvo depositada de modo provisional en el Carmen antes de ser venerada en la parroquia. Una vez más falta documentación sobre estos extremos que, de todas formas, nos parecen improbables.
No creemos que hubiera relación alguna entre esta hermandad del Carmen y la hermandad de los montañeses fundada casi veinte años más tarde en la Iglesia Mayor. De todos modos, el recuerdo de esta hermandad que se intentó establecer para dar culto al Jesús Nazareno del Carmen quizás esté en la base de algunas tradiciones no documentadas: la que relata que al fundarse la hermandad de Jesús Nazareno con la imagen aparecida en el mesón del Duque remitió al convento del Carmen otra imagen similar que tenía en su poder, o como la pretendida fusión de ambas hermandades
3.Los jornaleros devotos de Jesús Nazareno
Dos años después de haber sido abierta al culto la nueva Iglesia Mayor Parroquial y recién constituido el municipio independiente de la villa de la Isla de León, volvemos a tener noticias de otra hermandad de Jesús
Nazareno. Pero esta hermandad ya veneraba con toda seguridad a la sagrada imagen de Jesús Nazareno que según la tradición fue hallada en el mesón del Duque y que hasta hoy día ha continuando gozando del fervor popular.
Efectivamente, la estrenada corporación municipal trató un asunto concerniente a la «devotissima Efigie» de Jesús Nazareno en el cabildo celebrado el 27 de febrero de 1766. Según manifestó el alcalde mayor D.Sebastián Ventura de Sedaño en dicho cabildo, la «sagrada Efigie se halla en la Iglesia Parroquial desta Isla sin destino de Capilla ni retablo, retirado en lo interior de ella sin presentarse a el Publico», especificándose en otro documento que la imagen estaba colocada en «lo Interior de los Claustros altos» del templo. Según se había acordado con el vicario D.Tadeo Aragón, la devota imagen se colocaba en el altar mayor de la iglesia todos los viernes y domingos del año, para que así pudiesen venerarla sus numerosos y crecientes devotos. Pero esta medida se revelaba ahora como insuficiente, pues el alcalde manifestó que los fieles anhelaban verla permanentemente en la iglesia para tributarle sus oraciones y limosnas. Además, la talla no iba a poder continuar en el altar mayor de la iglesia durante los meses siguientes «por embarazar el transito de los dependientes de ella para sus funciones».
El motivo por el cual la imagen de Jesús Nazareno estaba sin colocación fija en la nueva iglesia nos es desconocido. Quizás porque hacía poco tiempo que había sido hallada, donada o adquirida, probablemente durante los años de construcción de la Iglesia Mayor, no habiéndosele señalado aún un lugar en la nueva parroquia, o no sabiéndose todavía qué hacer con ella. ¿Podría situarse en esos años la tradición de su hallazgo en el mesón del Duque?. Lo cierto es que da la impresión de tratarse de una imagen que había despertado recientemente el fervor de los fieles.
El alcalde mayor también expuso el problema de la escasez de limosnas que se recaudaban para el culto de Jesús Nazareno. El propio D.Sebastián Ventura de Sedaño había tenido que buscar medios económicos para costear la cera necesaria para alumbrar a la sagrada imagen los días en que el vicario permitía que se expusiera al público. Los regidores municipales acordaron entonces colaborar en la recolección de limosnas («la demanda»), empezando por el alcalde mayor y después «seguirán los cavalleros capitulares en los días que tengan proporción, y otros vecinos de esta Villa, que todos estaban inclinados a fomentar tan santo fin con su actividad afín de que tenga la imagen el culto debido».
Esta escasez de limosnas presagiaba además pocas esperanzas «para poder sacar la próxima Semana Santa su cofradía en la forma que sus devotos y hermanos han ejecutándolo en los años antecedentes» o bien, como se expresaba en otro documento, que era «quasi dificultoso que el presente año saliese al publico su procesión a Imitación de Cofradía, como en los antecedentes se havia executado». Es decir, se nos revela que la efigie de Jesús Nazareno había llegado a salir en procesión durante la Semana Santa de los años 1765,1764 y quizás también los inmediatamente anteriores. Una lectura apresurada y superficial de estos datos podría llevar a la conclusión de que la imagen del Nazareno tenía ya una cofradía formalmente constituida, lo que no parece ser cierto. El texto dice claramente que su procesión salió «a imitación de cofradía», y la expresión «poder sacar (…) su cofradía» debe entenderse más bien como «poder sacar su procesión». Estas salidas procesionales se habían podido efectuar gracias a «las cortas limosnas que juntavan individuos pobres, Jornaleros acalorados del expecial ferbor, Ynclinaciony debocion del Sr Vicario desta Villa». Es decir, gente humilde, de condición modesta, que excitados y contagiados por el fervor que el vicario D.Tadeo Aragón manifestaba por la imagen, habían formado espontánea e informalmente una especie de congregación que consiguió sacar en procesión a la venerada efigie en esos años. En el deseo expresado por la corporación municipal en febrero de 1766 «de fomentar en lo posible esta Ilustre Cofradía», no debe verse más que un anhelo de que la congregación espontáneamente formada por esos individuos pobres y fervorosos jornaleros, se fomentase hasta el punto de que llegase a ser una cofradía ilustre. Más aún: cuando en febrero de 1764 el canónigo gaditano D.Juan Lasquety visitó la Isla comisionado por el obispo para inspeccionar las cuentas de las hermandades y cofradías aquí establecidas, se pasó citación a todas las existentes en esa fecha y no se mencionó a ninguna titulada de Jesús o de Jesús Nazareno. Esto demuestra que tal cofradía no existía, o bien que lo que existía no tenía la consideración de hermandad para la autoridad eclesiástica.
Sea como fuera, el gobierno municipal comprendió la necesidad de que la imagen estuviera expuesta a la veneración pública de modo permanente en algún lugar del templo, tanto para satisfacer a sus fervientes devotos, como para excitar la piedad popular y allegar así más limosnas para el culto de la propia imagen. Sin embargo, se alegó que no había fondos para la adquisición de una capilla en la iglesia parroquial, tal como ya habían hecho la hermandad de Ntrª Srª del Rosario, la Esclavitud del Stmº Sacramento y Archicofradía de las Ánimas, la congregación de la Virgen de la Esperanza y la Orden Tercera de Servitas de Ntrª Srª de los Dolores, y como estaba en trámites de hacer la cofradía de la Soledad. En efecto, el ayuntamiento manifestó estar informado de «los ningunos fondos ni medios que ay para emprender los costosos dispendios» que ocasionaba la compra de una capilla. Esto testimonia una vez más que la imagen de Jesús Nazareno no contaba con el respaldo de una hermandad. El ayuntamiento entonces propuso como solución la de colocar al Nazareno en uno de los huecos que quedaban libres en la iglesia, incluso formando «una corta repisa o principio de retablo» que se costearía con las limosnas conseguidas por los devotos. De este modo, enviaron un memorial a Fray Tomás del Valle fechado el 27 de febrero en el que le exponían detalladamente todas las circunstancias que hemos comentado y le suplicaban que permitiera colocar la venerada efigie «en uno de los huecos de Capilla que a la sazón se hallan sin destino en dicha Yglecia».
El obispo, deseoso de fomentar todo lo que redundara en beneficio del culto en la nueva Iglesia Parroquial inaugurada hacía dos años, complacido con la actitud piadosa y la sensibilidad religiosa que mostraba el nuevo ayuntamiento, contestó con una entusiasta carta fechada en Cádiz el 9 de marzo siguiente. En ella dio permiso para que la sagrada imagen de Jesús Nazareno, que «se venera como Alaja propia» en la Iglesia Mayor, fuera colocada «en una de las Capillas que en dicha Iglesia Parrochial se hallan oy sin destino ni determinado Dueño», exponiéndose a la veneración pública permanentemente, siempre bajo la supervisión del vicario. Fray Tomás concluía su carta alabando el fervor religioso que parecía demostrar la recién nacida corporación municipal al promover la piedad popular y el culto a Jesús Nazareno, ponderando el ejemplo dado por los regidores y dando «las mas expresibas Gracias por tan Christiana, bien meditada deliberación».
En el cabildo municipal celebrado el 13 de marzo se acusó recibo de la anterior carta orden del obispo, acordándose proceder a la colocación de la sagrada efigie en la iglesia de acuerdo con el sr. vicario.

Pero nada más. El ayuntamiento se desentendió inmediatamente de Jesús Nazareno y se embarcó entonces en lograr que fuera nombrado san José como protector y patrón del nuevo municipio, pretensión que tanta polémica traería con el clero local. Da la impresión de que la flamante corporación usó el asunto de la imagen de Jesús Nazareno para congraciarse previamente con el obispo, mostrando una apariencia piadosa, para luego abordar el espinoso asunto del patronato josefino confiando en que Fray Tomás estaría de su parte y no opondría reparos al mismo.La autoridad eclesiástica, previendo que los piadosos jornaleros no podrían mantener el culto así iniciado a Jesús Nazareno, por mucho que la sagrada imagen hubiera sido colocada en un hueco de la iglesia, buscó un grupo social, un colectivo solvente que pudiera costear la compra de una capilla y que ofreciera garantías de poder continuar el culto al Nazareno sin dificultades, constituyéndose formalmente como hermandad con la aprobación episcopal. Fue entonces cuando debió pensarse en el poderoso gremio de los montañeses (o quizás fueron ellos mismos los que se ofrecieron), en los dueños de tiendas de comestibles y tabernas para que se hicieran cargo de la Hermandad naciente y redactaron sus constituciones, como así fue. La fecha exacta de la fundación de la cofradía por los montañeses la ignoramos.
Debió de ser entre marzo de 1766 y agosto de 1768. La donación de quince reales de vellón a «la Cofradía de Nuestro Padre Jesús» por parte de D.Salvador Vila, según codicilo que este hacendado catalán otorgó en la Isla el 5 de octubre de 1767, parece indicar que la hermandad ya se había fundado en esa fecha. Así pues, fundación entre los años 1766/67 y erección canónica y aprobación de sus constituciones en 1768.
Conclusión
A tenor de lo expuesto, y siempre según nuestro parecer, sólo la citada congregación de los jornaleros puede considerarse antecedente inmediato de la Venerable Hermandad de Jesús Nazareno fundada en la Iglesia Mayor por el gremio de los montañeses. Con respecto a la hermandad de Jesús de 1743 y a la de Jesús Nazareno que se intentó establecer en el Carmen en 1751, no disponemos todavía del suficiente apoyo documental para fundamentar una opinión precisa y rigurosa.Lo que ya no debe ser puesto en duda es que la hermandad de Jesús Nazareno, la de los montañeses, de la cual es heredera directa la actual, fue aprobada y establecida canónicamente en la Iglesia Mayor Parroquial por decreto episcopal de 24 de agosto de 1768, como ya expusimos en los números anteriores de este BOLETÍN, y como lo prueba el hecho de que es a partir de esa fecha y no antes cuando la hermandad de Jesús Nazareno adquirió entidad y comenzó a ser citada en los documentos públicos con regularidad. Finalmente, es ésta una ocasión más para lamentar la pérdida (o el paradero desconocido) de los antiguos archivos de algunas hermandades y cofradías isleñas, que tanta luz habrían arrojado sobre los puntos oscuros de la historia de estas asociaciones religiosas.
Fernando Mossig Pérez.
Jesús Nazareno. Boletín Informativo Cuaresma 2000.