Cortando los caminos de acceso, volando puentes, construyendo baterías é inundando con agua de las salinas las cortaduras construídas, fortificaron la Isla.
En el cerro de los Mártires, se construyeron baterías para la defensa del embarcadero de Gallineras. Los isleños, conocedores de los efectos del levante propusieron construir este fuerte cubiertos los parapetos con las pitas que tanto abundaban en los vallados. Los ingleses se opusieron a ello, y la construyeron de faginas. El levante sopló durante seis días consecutivos y tuvieron que recurrir a la construcción como decían los isleños.
Veinticuatro baterias defensivas que se posicionaron (algunas eventuales) en tres líneas de defensa con sus reservas incluídas, no permitieron a los franceses, gracias a la estrategia militar y a las condiciones del terreno con sus caños y esteros, dar un paso más allá de las posiciones chiclaneras.
Castillo de Sancti Petri, San Ginés, Urrutia y la de Aspiros custodiaban la entrada al caño.

San Melitón, Las Conchuelas, Gallineras, Los Angeles, San Judas, en el caño hasta el Zaporito (muelle interior).
San Pedro, Santiago, Portazgo, Daoíz, Velarde camino de Chiclana.

San Francisco, San José y Santa Lucía en las inmediaciones de La Carraca.
Todas son baterías de primera línea.
En la reserva:

San Pedro, San Pablo, San Ignacio, Máquina, Santa Rosa, Santa Teresa y San Carlos.
En la Casería, Zaporito y Camposoto se encontraban los ingleses en segunda línea y, Torregorda y Cádiz en tercera.

El 13 de febrero de 1810 dióse un bando amenazando a los vagos e indolentes con doscientos azotes a los que no se prestasen a trabajar en las fortificaciones. Se apresaron a varios individuos sospechosos que resultaron ser espías del ejército francés, así como todos los de nacionalidad francesa que había en la Isla.
Por esas fechas, Chiclana ya había jurado obediencia y lealtad al nuevo Rey José Napoleón, que entró en la ciudad y no pudo hacerlo en La Real Isla de León.
Sitiada la ciudad continuaron los fuertes y baterías de ambos ejércitos un sostenido fuego sin ocurrir nada notable en la Isla.