El toro del aguardiente por la calle San Marcos camino del encierro en la Plaza de Toros

Esos encierros del toro del aguardiente que conocemos modernamente y que tanto echan de menos los aficionados, quedan un poco distorsionados de la tradición y sus orígenes, según el P. Luis Coloma, que menciona Cossío en «Los Toros», era el que se lidiaba en algunos lugares a primera hora de la mañana, tras el encierro, o bien, por lo mucho que se expende y que se bebe durante su lidia.

Prosigue Cossío explicando su procedencia como de un toro de prueba, de manera que el aficionado comprobase la ferocidad y valentía de los animales de la vacada a lidiar, que en algunas plazas se mostraban, únicamente, en otras se lidiaban, se encerraban y volvía a lidiarse y en otras se lidiaba y se mataba.

El origen de este toro, se da en El Puerto de Santa María, copiándolo Cádiz, Jerez y la Isla, costumbre esta que viene reseñada en «Diario de Cádiz» en agosto de 1883 que ante las cualidades del toro, que despejó la arena de aficionados, sentó su liderazgo en ella sin que fueran capaces —los aficionados— de echarles un capote.

«Dominguillo» se disponía a coger la muleta para matar y visto el lance por Mazzantini, que se encontraba en un tendido, se echó a la plaza con Galea, los cuales cogieron los capotes y ayudando en la faena proporcionaron a «Dominguillo» una ovación, evitándole una desgracia cierta porque aquello era de mucho toro para su pequeña cantidad de torero.

Dice el cronista que Mazzantini le regaló un billete de diez duros.

Curro Cantares, biografiando a Domingo Almanza «el Mili» o «el Isleño», relata cómo al toro del aguardiente los mataban siempre los aficionados «Milanés» y «Buen Mozo», hasta que apareció Almanza y se quedó como único matador en las temporadas 1886 a 1888, ya que nunca le preocuparon la procedencia de aquellos toros, el tamaño ni sus exageradas defensas.

El toro del aguardiente, en boca de los aficionados mayores y serios, nunca se paseó por las calles, distorsión de la costumbre de la que hablaba antes, y una anécdota que viene a cuento era la proliferación de forasteros para presenciar la lidia de este toro, que no venían solo a verla, sino a pasar por las casas de mala nota que había por los alrededores de la plaza y así, se iba a por atún y a ver al Duque.

Toro del aguardiente. San Fernando - La Isla de León
El toro del aguardiente por la calle San Marcos camino del encierro en la Plaza de Toros

José Mª Hurtado Egea.