La feria comienza su andadura en el Parque Almirante Laulhé a partir del 16 de julio del año 1953, cuando fue inaugurada.
En 1951 siendo alcalde de la ciudad García Raéz, adquirió en representación del municipio varias huertas existentes en el lugar. Uniendo en un solo solar el terreno recibe un buen abono que en el futuro sería agradecido por los árboles y plantas que allí fueron sembrados. Allí fueron depositándose los residuos urbanos de las limpiezas de las pozas existentes en las viviendas que una vez llena había que evacuar cuando no existía alcantarillado municipal.
El servicio de limpieza de las pozas fue conocido como «la privá», realizados con vagonetas o bidonetas, como también le llamaban, llenas de porquería eran suspendidas en el aire y llevadas mediante dos palos largos sobre los hombros de dos hombres, debiendo cogerse el mismo paso para que, caso contrario, se balanceara la apestosa carga y manchara.
Precisamente fue en el mes de noviembre del mismo año cuando se inicia la obra de abastecer a San Fernando con la red de alcantarillado, quedando para el recuerdo, en la portada existente entonces en la calle San Marcos de acceso a la salina La Magdalena, junto al Bar El Sol de Andalucía, una placa que así lo recordaba. Las obras finalizaron en 1959.
En los años 1953 a 1956, la duración de los días de ferias fue de once. A partir de 1957 queda reducido a tan solo nueve días de duración, dejando ya fuera de programaciones el día del patrón de España, Santiago apóstol celebrado el 25 de julio. Pero, en la siguiente década son varios los años que se altera el número de días de la feria, pasando de once, ocho y acabando en seis la década. En los años 70 y 80, siendo 1982 la última feria celebrada en el parque, se fijan distintos números de días en cada año.
Con festejos celebrados en el atrio del edificio del ayuntamiento y su iluminación, al igual que las calles que el público tomaba para ir al Parque como, Isaac Peral y Hermanos Laulhé, así como también las calles Losada y San Diego de Alcalá recibían el alumbrado extraordinario. En ocasiones las plazas del España y del Ejército.
Conciertos de la banda de música de Infantería de Marina siempre llenaba la plaza del Rey; bailes de los grupos de la Sección Femenina de varias ciudades, grupos de flamencos, etc. actuaban en distintos días en el atrio.
El parque recibía a toda la Isla. Las familias en horarios de tarde a la fresca con sus chiquillos y los jóvenes adultos que preferían ir más tarde a disfrutar de los cacharros y de las casetas.
El Real de la Feria llegó a ser cómodo en los primeros años. El realce que tomó la Velada lo hizo pequeño en pocos años. Ya en la década de los 60 se pensaba como lugar más idóneo para trasladar la feria a la vieja salina La Magdalena.
Los paseos eran tan solo dos. En el centro se ubicaban atracciones, bares y casetas, lo mismo que en ambos lados, mezcladas las atracciones infantiles y las de adultos. La caseta municipal se llenaba todas las noches a partir de las 22 horas, con grandes conjuntos musicales y actuaciones de artistas que sonaban en la lista de los 40 principales.
Para mayor información sobre la HISTORIA DE LA FERIA DEL CARMEN Y DE LA SAL (1820-2021) te informo que estoy finalizando su redacción para ser publicada, como siempre, con la aportación de más de un centenar de parroquianos.
El Güichi de Carlos. Historias de la Isla