La uniformidad de los Taxistas

En “aquellos tiempos” para el ejercicio y distinción de cualquier profesión, se exigía ser realizada con el correspondiente “uniforme”. San Fernando adaptaría también para realzar la cultura y modernismo de la ciudad a la profesión de los “taxistas”.

Por parte de la Alcaldía que presidía D. Pedro González de la Torre en el mes de junio del año 1930, publicaba un Bando que hacía saber:

Que con anterioridad en el mes de octubre del pasado año, se le hizo presente a los dueños y conductores de los vehículos mecánicos de alquiler el uso “obligatorio del uniforme” para conducir dichos vehículos, el cuál consistía en; “gorra de plato negra y blusa larga gris, y cuello y bocamanga azul”.

Se solicitaba a los dueños de los vehículos que aquellos conductores que no tuviesen el correspondiente uniformidad, sean declarados con el correspondiente número de carnet para ser inscrito en el registro que para tal fin se había dispuesto en el Ayuntamiento.

Se concedió un plazo hasta el día 10 de julio próximo para que todos los conductores de vehículos mecánicos de alquiler estén uniformados. De no hacerlo, serían corregidos los infractores con la correspondiente multa que por desobediencia les fueran impuestas. Los dueños de los vehículos serían responsables subsidiarios de los infractores.

Así fue como nuestros “taxistas” comenzaron a lucir uniformidad.

Anteriormente los conductores de Berlinas, Manolas y Diligencias tenían aunque no todos uniformidad no oficial.

Para los conductores de vehículos mecánicos, como en casi todas las profesiones, estaba presente el “color gris”, que el impacto visual en conjunto con el azul de las mangas y cuello, y negro de la gorra de plato no sería del todo atractivo.

Pedro Tocino -padre- a la derecha, taxista de la Isla junto a los Policía Municipales José Manzano García y Manuel Silva Pelayo, en la antígua parada de taxis -hoy Caja El Monte, puerta del Hotel SalyMar hasta Bazar Sánchez- Fotografía cedida por Manuel Silva Pelayo.

Hasta los primeros años de los años setenta, esta profesión mantuvo la uniformidad “oficial del municipio” que estaba compuesta de blusón largo y gorra de color azul marino, con pantalón gris.

El güichi de Carlos.