En la calle Pizarro de Sevilla se encuentra ubicado el Taller de D. Manuel Guzmán Bejarano, siendo su hijo D. Manuel Guzmán Fernández, gestor y director comercial de la empresa.

¿Cómo comenzó Vd. a trabajar en este arte de la talla?.
Comencé con la escultura en casa de D. Antonio Castillo Lastrucci, donde trabajaban también dos maestros de la talla.

Estando terminando figuras, le encargan a D. Antonio la ejecución de un Paso que confía a estos dos maestros míos y con los que realizo el trabajo. Cuando fue entregado el encargo, el cliente queda sorprendido al saber, por mis maestros, que gran parte de la obra realizada había sido ejecutada por mí.

A partir de entonces, continué con la talla de ornamentación.

¿Es a partir de aquel momento cuando trabaja por su cuenta?.
Yo me emancipé muy joven, tendría 22 o 23 años. Al no haber tenido que realizar el servicio militar pude dedicarme esos años a continuar con esta disciplina en la que me destaqué mucho, ofreciéndole todo el tiempo al oficio.

¿Qué obras suyas destacaría cómo más representativas?.
Esta pregunta me la han hecho muchas veces pero yo no destaco ninguna. A todas les he puesto mi amor y mi saber y claro, decir que una y otra.
Yo lo que sé, es que voy a Jerez, y cada uno de los que las poseen dice que la suya es la mejor, y para mí es una satisfacción.

¿Cómo ve Vd., el panorama de la talla, actualmente?.
Hombre, maestros, maestros no hay. De talla, maestros no hay. Hay muchachos que han aprendido aquí mucho y, saben cortar la madera y saben tallar… pero, maestros que conozcan todos los estilos y la arquitectura que la talla requiere, y cosas así ya, de aquí de Sevilla no conozco yo a ninguno. Es una pena, pero es así ahora hay muchachos que continúan la labor, a su manera, no se pierde y sigue adelante.

Aparte del paso de San Gonzalo, y el nuestro… ¿En qué más se encuentra trabajando?.
Hemos entregado uno para Granada donde no tenía echo ninguno.
¡Es monumental me dio una pena cuando se lo llevaron!.
Además, muy bien rematado, porque mi hijo es muy exigente y las cosas tienen que salir bien del taller porque si no, no las aprueba. Yo, ya muchas veces, me debo más a él que a la autoridad mía como maestro del taller.
Estamos acabando otro para un Santo Entierro, y casi cerrada la contracción de algunos altares.

¿Qué opinión le merece el dorado de una talla artística?.
Depende de los conocimientos del dorador, desmerece mucho cuando una buena talla en madera no encuentra al dorador que le haga justicia, y viceversa, es decir, una mala talla en madera puede ganar con un buen dorado. Pero en cualquier caso, el patrimonio está debajo, en la madera, en su tallado.

Si se sabe rascar lo que hay, un buen dorador puede hasta mejorarlo. Yo tuve taller de dorado y exigía lo que había hecho en la madera, no se pagaba y tuve que quitarlo porque no tenía ni para tabaco.
Actualmente conozco a un muchacho de Triana que está haciendo las cosas bien, sucesor de Antonio Sánchez, maestro muy exigente, también. Y va bien, muy bien. Lo demás, ya les digo las lijas de pellejo, cuatro entradas… y cualquier cosa dorá es bonita aunque sea un tarugo.