Semana Santa

Hay roscos, a real y cuatro a la peseta!!

¡A real y cuatro a la peseta¡ esta es la frase que pregonaban los vendedores de roscos en la década de los años sesenta del pasado siglo. Lógicamente se refería a que cada rosco (o rosquete en tiempos anteriores) que costaba un real de peseta (0,25 céntimos) por unidades. Si el comprador deseaba adquirir 4 unidades, el gasto era de 1 peseta.

Trasladándonos al 2006, he “comprao” en la Confitería La Victoria un kilogramo de roscos y han “entrao” 32 unidades por un empleo de 8 €uros. Realizando la correspondiente actualización y conversión de los €uros a Pesetas, resulta que los roscos también hoy son 4 unidades, pero en esta ocasión al €uro.

Harina, azúcar, huevos, canela, clavo, matalahúva, ajonjolí y algo de vino de Chiclana, todo amasado y con su habitual forma de “rosco” se introducía en viejos hornos de leña que las Confiterías y Pastelerías de la Isla, habían ganado a pulso su fama. Los buenos dulces de Pascua. El Horno de Ruiz en la calle Vicario – Requetés de España – y nuevamente Vicario, esquina al callejón de ánimas, producía unos riquísimos roscos de masa dura.. El horno Los Milagros en Antonio López; El Arqueño en la calle Real esquina a Diego de Alvear; Las Eurekas; El Horno Carreta –calle Carreta y posterior Gravina- y las Confiterías de La Victoria, La Suiza y La Campana.

Roscos de Semana Santa.
Roscos de Semana Santa.

En 1893 La Confitería de Ignacio, la de la Fuente o la Jerezana, venden los rosquetes, alpistera, tartas de flanes y bulibanes, los buldines y las empanadas, los cogines de pescado y otras cien mil zarandajas. En fin, lo que se desea y con buen tiempo se encarga, lo condimentan de buntem y se lo mandan a casa.

En estas fiestas era normal tener algún “convidao” en casa. (los que podían) y que su buen nombre dejaban alto ofreciéndoles pastelillo y dulces.

Aquellos vendedores ambulantes de chaquetilla y gorra blanca, hacían su agosto en Semana Santa. Delante de la Cruz de guía, o bandas de cornetas y tambores, ofrecían a los niños toda clase de dulces y golosinas en la mano para que picara el padre comprometido en la compra”-

Los kokis; sultanas; barquillos; caramelos de martillos, manzana asadas y caramelizada, avellanas, pipas y toda clase de chucherías que podían acarrear en aquellos canastos de mimbre o esparto.

Hoy, en extinción total incompresiblemente por ser mal visto en algunas que otra estructura de esta bendita tierra. A cambio de estos personajes, se han ido introduciendo en las filas las videocámaras, fotógrafos con escalera incluida y los walki talkies en la Junta de alguna que otra Cofradía.

El Güichi de Carlos. Historias de la Isla

Marzo 2006

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