Casi veinte años de prohibición del carnaval
Con la prohibición del carnaval quedó un vacío en el calendario festivo que duró casi veinte años y que los más apasionados mitigaron acudiendo con sus agrupaciones a las Fiestas Típicas de Cádiz, que dicho sea de paso, se salvaron de la quema y sobrevivieron a duras penas, gracias en buena parte a la aportación de los grupos de la provincia. El coro de Puerto Real mantuvo vivo el tanguillo, y se erigió como único representante de la modalidad durante varios años. Y como para muestra un botón, solo en 1.963 la provincia contribuyó a las Fiestas capitalinas con veintiuna agrupaciones; Una de Rota, cuatro del Puerto Santa María y el resto de San Fernando. Casi el doble de las que aportó Cádiz ese mismo año.
Muchas y muy buenas fueron las que pisaron las tablas del Falla durante ese tiempo y sería muy extenso relacionarlas ahora. No obstante no se puede dejar de mencionar a una de ellas por su trascendencia para el futuro de las fiestas.
En 1.979 la chirigota de San Fernando “El profesor majareta y los niños probetas” llevaba en su repertorio un estribillo cortito, rítmico y pegadizo que como muchos otros, la gente repetía solo con escucharlo un par de veces.
Lo que nadie se imaginaba, es que éste, a diferencia de los demás, se iba a quedar para los restos, convirtiéndose junto a “Los duros antiguos” en la tonada más cantada en Carnavales. Lógicamente estamos hablando del… que bonito, que bonito, esta mí….
Por otro lado, gracias a los autores mas relevantes de esas fechas: Paco Mora, Alconchel, Salvador Lucas, José Ramos Borrero, Pepe Chozas y muchos otros, coros como, los lanceros bengalis, los pajes de capa blanca, los fakires de oriente, los bodegueros andaluces, las fichas del dominó o los enanitos del bosque, mantuvieron la llamita encendida durante un tiempo, hasta que en 1.965 los discos de circulación pusieron fin a la aportación isleña dentro de esta modalidad, que no volvió a escuchar otro coro hasta 1.981 con la aparición de los caballeros de la noche
Otro de los nombres importantes de esos años fue el del empresario Manolo Portela.

Gracias a él y a falta de programa de festejos y divertimentos callejeros, al menos pudimos contemplar en el Cine Alameda a las agrupaciones que resultaban premiadas en Cádiz, aunque fuera con algunas fechas de retraso.
Paco. F. Frías. 06-03-2003