La Caridad en Viernes Santo
En la Semana Santa del año 1971, el Martes Santo cayó tanta agua –como siempre suele suceder que el día que salen Caridad y Huerto-. (El Güichi de Carlos)
Ese mismo año debido a la inclemencia del tiempo, se decide posponer la Salida Procesional al Viernes Santo, si el tiempo lo permitiera, llegado el Viernes y con la mejora de las condiciones climatológicas, se decide hacer la Estación Penitencial esa tarde, estando todo organizado y surgiendo como único problema el acompañamiento musical de nuestros Titulares, al no poder contar con la banda de música que los acompañaba en Martes Santo, se decide enviar una comisión a la ciudad de Sanlucar para contactar con la banda de cornetas de ésa ciudad, no pudiendo ser contratada al tener otro compromiso esa misma tarde, la comisión se dirigió a las localidades de Puerto Real y El Puerto de Santa María para contactar con algunas bandas, no encontrando banda libre en ninguna de las dos poblaciones, se decide ir a la capital recibiendo también una respuesta negativa, la Junta de gobierno decide intentar pedir unos tambores y cornetas al Cuartel de Instrucción, obteniendo la negativa del mismo se dirigen a la Escuela de Suboficiales donde se le ceden a la Hermandad cuatro tambores y seis cornetas, teniendo la Hermandad que buscar personas que toquen los instrumentos, encontrando cuatro personas para tocar los tambores. Subsanados todos los problemas, se realiza la Estación de Penitencia el Viernes Santo.
Entre otros, textualmente la Hermandad de la Caridad relata este comentario en su Boletín Sudario referente a la Historia de la misma.
Pero yo, que como cientos de cañaíllas que vivimos aquella salida con la túnica puesta, y otros tantos que se encontraban para ver la recogida, quiero ampliar lo que ocurrió y que, al no ser relatado por la hermandad, pienso que quizás la Junta de 33 años después, no tenga conocimiento de lo siguiente que relato y a su vez, para que quede constancia en su historia escrita:
Efectivamente, aquel Viernes Santo la procesión la abría la Policía Municipal seguido de dos de los tambores y otros dos detrás del paso. Toda la noche nos llevaron tocando sin redobles, a su vez marcando el paso para los cargadores como aquí se hace, o quizás se hacía.
Le pidieron el favor a Joaquín Coronilla (posterior profesor en La Salle), a Miguel Calle, y a otros dos cajistas del mundo del carnaval de salir en la procesión tocando el tambor. En “aquellos tiempos” aún se veía bien la figura del “cornetín de orden” pero, a pesar de tener las cornetas, no se consiguió localizar a nadie que supiese tocarla. A estas personas se les suministraron unas túnicas y fajín blanco de la cofradía sin capirote. Hay que hacer mención que uno de los Guardias Municipales que abría el cortejo era D. Florencio Bermejo Palomo, que, de música y tambores “sabía una jartá” y observaba constantemente a los músicos improvisados.
El público arropó a la procesión en su extraño día de penitencia que, por cierto, éste sería su lógico día de procesional con el misterio que simboliza pero, la Semana Santa es así, tal como está montada, sin lógica de salida con la Pasión de Cristo. Aquel Viernes Santo sólo salía el Santo Entierro y Soledad por lo que, la última noche de procesiones había una más en la calle.
La Carrera Oficial en “aquellos tiempos” se encontraba en la calle Calvo Sotelo (hoy Rosario), y Caridad al finalizar la carrera, bajaba hacia Diego de Alvear y tomando calle Real hacia arriba, directamente al templo a paso de tambores.
Cuando el paso de La Virgen se encontraba delante de la freiduría de los hermanos Bey, oficialmente “Freidor San Francisco”, y de la Tienda Chica, un potente foco de luz alumbra a las imágenes. En esos momentos, se observa a un hermano mayor corriendo hacia la Alameda Moreno de Guerra. Todos mirábamos hacia el paso que a “paso corto y a las bandas”, recorría los últimos metros camino de la tarima de subida a la Iglesia.
¡Pero de momento, se oyeron los sones de una banda de música tocando¡ que desde la Alameda se dirigía hacia la Iglesia de San Francisco. ¡Todo el mundo miró “pa’ tra”, ¡ y La Virgen de la Caridad pudo recorrer los últimos pasos con banda de música que, por supuesto, al entrar en el templo sonó la Marcha Real. Como tenía que ser en “aquellos tiempos”
Es imaginable la emoción que sentimos todos aquella noche y el regalo que nos hizo una banda de música del colegio de Valcárcel Cádiz que, camino hacia la Tacita de Plata, tuvo que parar el autobús en la Alameda y esperar la recogida para continuar el viaje. Pero sobre todo, es de agradecer y que quede constancia, que el hermano mayor que corría y convenció a la banda fue el entonces mayordomo de la Caridad, Juan Foncubierta. “Juanini” para los amigos.
Ya hace más de dos décadas que la hermandad no contrata bandas de música abriendo carrera. Pero si algún día le falla la única banda que lleva en el cortejo, que no miren hacia la Alameda que no habrá autobús. Porque ya la calle Real es peatonal. Digo yo.
Lo que consiguió aquella Junta de la Caridad de procesional un día distinto por inclemencia del tiempo, no sé porqué, pero las hermandades que suspenden la salida por lluvia, ya no las vemos en la calle hasta el año siguiente. ¿Quizás sea por no tener banda?. No creo porque la Escuela de Suboficiales la continuamos teniendo. De momento…..
Para que quede constancia escrita en la Historia de la Hermandad y memoria de los cañaíllas.
El Güichi de Carlos
Abril 2009.